10 PREGUNTAS A MEMPO GIARDINELLI

¿Cómo fueron tus inicios como escritor?

            —Creo que lo mejor es decir que empecé leyendo. De chico leía todo el tiempo, seguramente porque eso era lo que más hacían las mujeres de la casa: mi mamá y mi hermana, once años mayor. Después, en la adolescencia, con toda naturalidad empecé a escribir versos, poemitas obviamente mediocres. Luego un cuento, y otro, y antes de los veinte años me atreví con una novela, después otra y así. Materiales impublicables, como por fortuna advertí enseguida, pero que, diría yo, me encarrilaron.

¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en particular?

            —No, nunca creí en la inspiración. Quizás algún mal poema inicial pude cometerlo pensando en alguna chica que me gustaba, pero eso no era inspiración. Tuve, sí, la buena guía de mis dos profes de Literatura en el Colegio Nacional de Resistencia.

¿A qué hora del día te surgen más ideas para ponerte a escribir, en cualquier momento o existe un horario propicio para ello?

            —La verdad es que escribo cuando puedo. Hace años me imponía disciplinas, horarios, planes, pero siempre me las arreglaba para transgredirlos. Hasta que me di cuenta de que uno escribe cuando puede, no cuando quiere. Y eso es parte de la desesperación creativa.

¿En qué lugar de tu casa te gusta escribir?

            —Tengo un escritorio en el fondo del jardín. Con mucho verde, árboles, santarritas, gatos, pájaros y a cada rato los hijos y sus amigos y amigas.

¿Cómo está ambientado tu lugar de trabajo?

            —Un escritorio amplio, dos libreros y buena luz natural todo el tiempo. Un sillón que disputo siempre con mi gato, Sánchez, que es un atrevido. Un par de cuadros que aprecio mucho y un equipito de música que suena muy bien, generalmente radios clásicas de todo el mundo.

¿Cómo surgió la idea de “Chaco For Ever” y en qué te basaste para escribirlo?

            —No sé si la mayoría, pero muchos de mis cuentos tienen lugar en el Chaco. Por más que viví en otros paises y viajo mucho, mi imaginario parece que es tan limitado como fuerte la presencia constante de mi tierra. Y éste era un título que tenía en reserva, digamos, hasta que me pareció que era el apropiado para mis cuentos más recientes. Por suerte mi editor estuvo de acuerdo en el acto.

¿Qué estás leyendo por estos días?

            —En estos días estoy deslumbrado con «Manuel Belgrano. El hombre del Bicentenario», de Felipe Pigna, pero leo a la par «Corriendo por Beijing», una atrapante novela del chino Xu Zechen; también «Cosa de nadie», cuentos de Laura Galarza; y terminé anoche «Cuentos del Pacífico Sur», de Yuri Soria-Galvarro, un boliviano que es buzo profesional y vive y escribe en Puerto Montt, Chile.

¿Cuáles son tus autores preferidos?

            —He aquí la infaltable, odiosa pregunta de siempre, pero bueno, hoy digo Faulkner, Rulfo, García Márquez, Dostoievsky, Cortázar, Angélica Gorodischer, Erskine Caldwell… Y en poesía, que leo y gozo mucho, Juan Gelman, Mariángeles Pérez López, Neruda y Borges siempre. Si me lo preguntás mañana, tengo otro repertorio. Y pasado mañana otro, y así.

¿Qué autores recomendarías leer?

            —Todos, todas. La literatura es infinita y la mejor recomendación es leer mucho y con curiosidad, probando, descartando, enamorándose.

¿Existe algún libro famoso que te hubiera gustado escribir?

            —Famoso no sé, la fama es una categoría medio despreciable, ¿no? En todo caso me hubiese gustado escribir todos y cualquiera de los libros que me fascinaron en mi ya larga vida de lector. @

¡Muchísimas gracias Mempo por la buena onda y tus respuestas!

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