WASABI

Como era la primera vez que leía una novela de Alan Pauls me tomé el trabajo de indagar un poco en su biografía, y a medida que fui recorriendo diferentes fuentes me di cuenta de que este autor tiene mucha más incidencia en el campo cultural de la que yo pensaba. Pauls no es sólo aquel conductor de un programa televisivo sobre cine arte, sino también un buen escritor, crítico literario y, entre otras cosas, produjo un ensayo sobre Manuel Puig que me resultó bastante interesante.

Wasabi cuenta la historia de un escritor argentino de nombre desconocido que es invitado a una ciudad francesa por una institución literaria para escribir un texto de ficción. Hay mucho de auto-referencialidad en este relato: no sólo porque Pauls hizo realmente ese viaje, sino porque algunos de los nombres de personajes que se incluyen en el texto (como el de “Tellas”, la esposa del narrador) coinciden con los de personas de su biografía.

Desde el comienzo de la novela nos enteramos de las enfermedades traumáticas del narrador: la narcolepsia y la presencia de un quiste en la espalda que va cambiando de textura y aumentando su tamaño hasta convertirse en una horrible joroba. Ahí es cuando la obra pierde su cauce realista y se vuelve más bien una pesadilla: el horror que vive el protagonista al transformarse en un jorobado, ser asaltado y golpeado en las calles de París,  y terminar deambulando por esta ciudad como un pordiosero, visto como un monstruo por la muchedumbre. Por si fuera poco, su esposa viaja a Londres y desata en él unos celos insoportables.

Sin embargo, podemos decir que la verdadera pesadilla del narrador consiste en su  imposibilidad de escribir. Ésa es, precisamente, la paradoja e ironía de la novela. Y en este sentido, creo que Wasabi es un libro especial para aquellos que buscan su lugar en el mundo como escritores, ya que plantea dos problemáticas fundamentales: cómo afecta el mercado a la escritura y cuál es el rol del escritor argentino en el extranjero.

En las primeras páginas, el narrador nos relata la sensación de Tellas al probar la crema para combatir el quiste: “Que gusto raro”, dijo, frotando los labios entre sí como si distribuyera pintura de lápiz labial. “¿Querés probar? Se parece un poco al wasabi”, dijo, y deslizándose por el respaldo del sillón se desplomó a mi lado”. La metáfora de este condimento oriental funciona perfectamente, entonces, para describir una historia que por momentos se vuelve algo repulsiva en sus imágenes monstruosas y, por momentos, algo deliciosa.

Gonzalo Casafús

  • Wasabi
  • Alan Pauls
  • Anagrama
  • Año 1994
  • 155 páginas
  • ISBN 84-339-6881-5