EL FALSO TECHO

 

Uno abre El falso techo, de Erika Martínez, y se encuentra con un edificio (los poemas también pueden ser lugares) por donde pasaron varias generaciones de mujeres. Como toda línea, ésta también concluye en alguna parte, y es en la mujer más actual que es, también, la voz de estos poemas. (En este poema hay una música parecida a Genealogías –que abre el primer libro de Erika– dada por el punto de vista matriarcal). Si este primer poema culmina con un derrumbe, qué vendrá después. Sigo leyendo y aparecen los rincones turbios que tiene toda casa: cosas que se pierden en el fondo del armario, habitantes extraños en el techo, huecos.

Hay otros techos falsos, aunque tal vez en la segunda parte del libro lo falso sea el suelo: todos los poemas traen aviones. Son poemas que inquietan, ninguno es inocente. Todo el tiempo algún avión puede caer.

En la primera parte, el tiempo es una línea. Acá, un vacío: los aeropuertos son atemporales.

Nos queda el último techo. La tercera parte esconde algunos aforismos («Escribir es hacerle cosquillas a las raíces de las cosas», «Soy miope. Ahora veo.»). Hay fondos de pasillos, asientos de atrás, cielos, noches, sueños.

Dejaré por un tiempo El falso techo (Pre-Textos, 2013) en la mesa de luz. Sé que lo voy a releer, por partes, bajo el techo de mi cuarto.

 

Anahí Flores

 

  • El falso techo
  • Érika Martínez
  • Editorial Pre-textos
  • Año 2013
  • ISBN 9788415576716