LOS DÍAS DE JESÚS EN LA ESCUELA

Inés y Simón llegan a la ciudad de Estrella con un niño, David. Vienen escapando, de a poco se irán conociendo los motivos. El pequeño no es su hijo biológico, pero lo tratan como tal, como si en esta ciudad en la que son recién llegados ellos hubieran renacido en forma de familia. Simón le dice a David: “A veces un recuerdo inventado puede parecer igual que uno de verdad”. Los recuerdos de antes de estar los tres juntos se confunden, sus nombres anteriores no se mencionan pero, ¿cuáles son más importantes? ¿Aquellos nombres o los que se pusieron ahora? “Es verdad para mí, cuanto más me la cuento a mí mismo, más verdad me parece”, sigue Simón. La idea de reiterar una historia para volverla real, de renacer en esta misma vida, reinventándose, o bien de una vida a otra, reencarnando, todo esto va construyendo la trama de Los días de Jesús en la escuela, de J. M. Coetzee (Random House, 2017).

¿Es posible recordar la vida pasada? ¿Los niños lo consiguen porque es más reciente, hasta que al crecer se olvidan? ¿Hay algún método para mantener la memoria a lo largo del ciclo de vidas? David, de sólo siete años, tiene su teoría al respecto: “Atas una cuerda a un árbol (…) Así, cuando quieras volver de la otra vida, solo tienes que agarrarte a la cuerda”. Simón, que ve a su hijo lleno de vida, de esta vida, no para de preguntarse por qué el niño tiene tanto interés en otros planos.

Aparece también el tema de qué significa conocer a alguien. El niño asegura que sus padres adoptivos no saben quién es él de verdad. Por otro lado, dice que el conserje del museo y sus maestros de música y danza, sí lo conocen. El padre llega a plantearse: ¿quién es mejor ejemplo para un niño, alguien correcto y apagado como él, o alguien con un comportamiento dudoso pero que tenga pasión?

 

Anahí Flores

 

  • Los días de Jesús en la escuela
  • J. M. Coetzee
  • Penguin Ramdom House
  • Año 2017
  • 256 páginas
  • ISBN 9789873987557