LA LOCA DE LA CASA

La loca de la casa, de Rosa Montero (Alfaguara, 2015), es imposible de encerrar en las habituales categorías de género. Un libro entretenido, que salta sin aviso del relato de ficción a las reflexiones en torno a la génesis de lo narrativo; de la autobiografía falsa a las referencias a otros autores y sus obras. El título rescata una frase atribuida –al parecer, incorrectamente– a Santa Teresa de Ávila, y la resignifica. Si el sentido original de la expresión responsabiliza a la imaginación por dispersar la mente y apartarla de su foco, por el contrario “esa loca a ratos fascinante y a ratos furiosa que habita en el altillo” aparece aquí valorizada como fuente de ideas, puerta hacia la fantasía y la creatividad. Es ella la que aporta materia prima al novelista, quien, en la medida en que se permita seguir siendo niño, la aprovechará para escribir. “Las novelas son los sueños de la humanidad, sueños diurnos”, nos dice la autora. Escritura, imaginación, locura, pasión amorosa, son los temas que explícitamente aborda. Y esta es la síntesis que hace de su profesión: “Ser novelista es convivir felizmente con la loca de arriba”.

Diana Raschelli de Ferraris