EL POLACO QUE NUNCA SERÁ GOYENECHE de Alejandro Bisignano Burgos

El Polaco que nunca será Goyeneche

A Martín le dijeron en la remisería que debía buscarse otro trabajo. Que acá no podés seguir. Que siempre una queja, nene. Que la señora de ayer dijo que le gritaste y me importa un carajo que digas que porque es sorda tuviste que levantarle la voz. Vos sos negro y yo no te digo nada.

A Martín le quedó en la cabeza la última frase de Oscar. “Vos sos negro y yo no te digo nada”. Se la repitió al levantarse y cepillarse los dientes. Apretó el pomo tras exprimirlo hasta dejarlo chato chato y embadurnó las cerdas del cepillo con el triple flúor extra anti caries. Abrió la ventanita del espejo y se encontró ahí con la pasta a medio escupir. De la baba colgaban todas las palabras que se quedó sin decir frente a su ahora ex jefe. En la lengua, los insultos hacia la señora y su poca importancia hacia el desempleo. Escupió por primera vez y le gritó a Melody. Ella se acercó meta-camisón y mate-cocido. Él se vio negro en el reflejo y volvió a escupir, esta vez sin rastros de gingivitis. Comenzó a hablarle a Melody con el cepillo entre las muelas y ella no entendió nada. Martín puso cara de dame un segundo e intentó ver al mundo con la mirada de Oscar.

Es negro porque seguro escucha cumbia o esa música de negro. Porque es villero. Cabeza. O peor: porque es negro, negro cabeza. Porque seguro estaba por robar. O seguro lo había hecho. O segurísimo lo iba a hacer. Mira la cara que tiene. Mira cómo se viste. Mira cómo camina y cómo te mira. Hay que bajarlo. Seguro no pagó el boleto. Seguro que ahora te va a pedir la SUBE. Seguro algo habrá hecho

Porque es negro. Mirá si es contagioso. Porque ser negro es contagioso. Se te pega como la humedad, pero peor. Porque esa humedad seguro después te obliga a robar. O a salir a punguear. O a fumar paco. O a tomar merca. O a gritarle a la pasajera sorda. O a dejar el colegio. ¡Qué pasajera del orto! Cuidado. Reitero. Hacete el dormido que seguro te pide la SUBE. Que seguro te pide un trago. Que seguro te pide un pucho. Que seguro te pide la hora ¡y escondé el teléfono la que te re mil re parió!

Porque no será trending topic. Porque es negro, dejalo. Es villero. Cabeza. Él no entenderá qué significa #JeSuisNisman pero ojo que seguro sabe que la calle se camina así y se camina asá y el rock and roll se agita así y la policía está entongada allá.

Porque para llegar a la casa tiene que tomar tres colectivos. Después camina varias cuadras. Pero camina piola. Porque tiene altas llantas. Altas llantas que se quita al estar con su alta wacha. Cordón a cordón, si es que tienen. Primero la llanta izquierda, a la derecha seguro la putea. Tópico de villeros. Las llantas tienen las punteras gastadas por donde se asoman las medias. Seguro que estuvo pateando bolsas. Seguro que estuvo pateando carteles. Se descalza de la mugre de sus tobillos y la abraza como si fuese un almuerzo. A la wacha, que quede claro, ma qué almuerzo ni almuerzo. La besa apresurado. Le pasa la lengua por la encía, típico de negro. Le saca la ropa y se acuesta a su lado. Se tocan y se muerden. Beben de la sal de sus cuellos. Él la ama. Alto afecto le tiene a ella. Le corre el pelo y se enrieda los dedos. Tironea de las mechas como si fuesen auriculares. Tira y la besa de nuevo y se apuran mientras suena Gilda, porque ella se muere. Ella. La batería de su celular que seguro se robaron y que no pueden cargar porque hace tres semanas no tienen luz. Pobres. Entonces por no tener luz, no se peinan. Pobres. Y ella se mira al espejo, como puede encuentra a su cara (el negro de Martín seguramente continúa con la esperanza de cepillarse los dientes hasta arrancarse el color). Tira la cabeza hacia atrás y la sacude fuerte para desenrollar el pelo que cae sobre sus hombros con peso muerto, lento y pesado. Sus omóplatos lo reciben y es en ellos que se pegotean, mechón a mechón. Parece que se agarran para no caerse pero lo logran. Quedan quietos, rígidos sobre su espalda. Melody aprovecha la postura y gira el cuello hasta escuchar el crack en cada extremo. Su cabeza se hace péndulo y la mueve en busca de otro sonido. Lleva el mentón hacia la nuez y siente que se le desabrocha la nuca. Gime un ¡ay! diminuto casi en silencio y endereza los músculos de su cara. Piensa que lograría desenroscar al cerebro del resto del cuerpo y se acuerda del pelo. Lo agarra con ambas manos y lo aprieta. Lo enrosca y se deja el rodete grasoso que desde la nuca le estira la mirada con delineador turquesa que tiene. Él la mira y se ríe. No entiende la razón de hacer tanto alboroto con su peinado. Él la hace más simple. Él la tiene bien clara: él se rapa como el Polaco que nunca será Goyeneche.

— ¿Estás bien Martín? Te vas a estropear las encías.

— La puta madre Melody. ¿Me das un segundito? ¿Tan difícil es? Un segundito y listo, por favor che, ¿no ves que estoy ocupado?—. Martín reaccionó sin motivos. La espuma de su boca no era rabia. Aún seguía con el triple fluor extra anti caries.

 

Alejandro Bisignano Burgos

Escritor / Editor en Arturo Ediciones

Publicó: La paz de una mujer en los días de abril (poesía / abril 2012); Cartografía de una sirena plenilúnica (poesía, cuentos / octubre 2012); Parafernalia de la noche de un miércoles cualquiera (poesía, cuentos / abril 2014); 38 metros cuadrados (novela / marzo 2016); Vos sos la alegría (en c-autoría con Juan Pablo Susel y Pablo Sin / poesía, cuentos / septiembre 2016) y en 2017 publicará Agassaganup O Zobá (novela). Link: http://alebisignano.wordpress.com.ar / http://www.facebook.com/alebisignanoburgos / http://www.facebook.com/arturoediciones

Pueden pasar a ver las 10 Preguntas que le hicimos a Ale cuando salió publicado su libro «38 metros cuadrados», haciendo click aquí

 Para ver el comentario de su libro 38 metros cuadrados, hacé click aquí.-