EL MOLINO

 

El Molino – Mariana Docampo, Bajo la luna.

Literatura de la memoria o la memoria al servicio de la literatura. La primera novela de Mariana Docampo se estructura a través de recuerdos que parecen haber sido registrados poco después de acontecidos o varios años más tarde. A través de esos recuerdos fragmentados, que a veces continúan el hilo de algún suceso en particular y otras parecen saltar de aquí para allá, anárquicos, como si imitaran el funcionamiento de la memoria, vemos desarrollarse la historia de la familia de la narradora.

Intercalados con esos registros, que también podrían ser parte de un diario, hojas del cuaderno que la narradora lleva consigo desde los cinco o seis años, aparecen fragmentos de las Santas Escrituras, particularmente los relacionados con Jesús y sus apóstoles. Estas enseñanzas, el modo en que Jesús se dirige a sus seguidores, la omnipotencia en sus palabras, entran en un juego de espejo con la familia clásica de la narradora: una familia numerosa, de varios hermanos y hermanas que, junto a la madre, deben seguir a un padre tan extravagante como despótico. ¿Hay aquí una crítica a ese modelo familiar, a la figura del padre proveedor y, por lo tanto, todo poderoso? ¿A la iglesia que alienta esa estructura? Así parecería y, en ese caso, se trata de una crítica lograda. Se ha dicho infinidad de veces, toda escritura es política.

También podemos asistir al proceso de construcción o autoconstrucción de una escritora. Proceso que empieza cuando ella, con seis años apenas, comienza a registrar las diferentes situaciones familiares en su cuaderno, y que se extiende hasta el presente de la novela. Aparece allí un logrado trabajo con el lenguaje y el punto de vista. Hay registros que parecen escritos por la niña-narradora, registros de oraciones cortas y concretas, como es el pensamiento a esa edad, donde los hechos que se cuentan dan impresión de intrascendencia, junto a otras anotaciones que parecen volver hacia atrás desde el presente y reconstruir, la memoria se juega en el presente, aquellos hechos lejanos. Entonces ya no encontramos el punto de vista infantil sino el de la narradora adulta. Las oraciones se alargan, reflejan el pensamiento abstracto. Y, sobre estos recuerdos, el trabajo literario, la corrección.

Quizá pueda señalarse, al mismo tiempo, que aquello que constituye un logro, plasmar en oraciones cortas, a veces de dos palabras, puramente descriptivas, el pensamiento infantil, le resta fluidez a la lectura. Aunque es sólo un detalle porque, a cambio, brinda imágenes casi fotográficas.

Sebastián Grimberg

  • El molino
  • Mariana Docampo
  • Bajo la luna
  • Año 2007
  • 124 páginas
  • ISBN 978-987-9108-44-4