DÍA DEL LECTOR

Pocas cosas me dan más felicidad que encontrarme con un libro deseado, esperado, ese que antes de que llegue a la librería ya estoy pensando en el momento en que lo voy a tener en mis manos. Poder hojearlo, olerlo, mirar la tapa una y otra vez, abrirlo y leer al azar alguna frase.

Pensando en el día del lector, vino a mi mente “Felicidad Clandestina”, uno de los cuentos de Clarice Lispector, que trata sobre una niña que espera ansiosa el momento en el que una compañera del colegio, hija del dueño de una librería, le preste un libro que ella desea desesperadamente leer. Comparto un fragmento de este cuento maravilloso:

“Yo estaba atontada y fue así como recibí el libro en la mano. Creo que no dije nada. Cogí el libro. No, no partí saltando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en llegar a casa. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo. Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad…”

Algo parecido es lo que me pasa con los libros. A veces el solo hecho de tenerlos me llena el corazón. Están ahí quietos en el estante de la biblioteca o apilados encima de mi mesa de luz, esperando el momento oportuno para ser leídos. Otras veces no quiero terminarlos para que no se acabe esa sensación mágica que me produce la historia. O me siento atrapada dentro de ella y convencida de que no existe otra igual. Lagrimeo frente a una página, suelto una carcajada, me identifico con los personajes, descubro algo nuevo, me sorprendo, me dejo llevar por la imaginación. Todo eso y más es lo que experimento como lectora.

¡Feliz día, lectores!

Josefina Ros