DESAYUNO EN TIFFANY

Me gusta encontrar entre los cuentos de un libro alguna característica en común. Sobre todo si, como en este caso, no es obvia.

Los cuatro cuentos reunidos en Desayuno en Tiffany, de Truman Capote (Lumen, 2015), tienen personajes muy diferentes entre sí, que se hermanan en un detalle.

En el primero, Desayuno en Tiffany, Holly Golightly está en la cárcel y al recibir una carta del que iba a casarse con ella, dice «Para leer esta clase de cartas hay que llevar los labios pintados». Enseguida es consecuente y se maquilla, perfuma, pone aros y anteojos oscuros.

Una casa con flores es el segundo cuento. Aquí, Ottilie se reencuentra con viejas amigas que vienen en misión de rescatarla de su vida actual. Ottilie las deja tomando ron y corre a ponerse sus zapatos de satén y los aros de perlas como si sólo así estuviera en condiciones de conversar con ellas.

En Una guitarra de diamantes, la guitarra es la presencia femenina en la historia y está cubierta de diamantes desde el principio.

Y en el cuento que cierra el libro, Un recuerdo navideño, el personaje femenino es una mujer de más de sesenta  años, prima lejana del narrador. Entre otras características se la describe como alguien que nunca ha usado cosméticos.

La coquetería o la ausencia de ella, siempre asociada a los personajes femeninos, son rasgos que se reiteran en estos cuentos.

Anahí Flores

  • Desayuno en Tiffany´s
  • Truman Capote
  • Lumen
  • Año 2015
  • 192 páginas
  • ISBN  9788426444295