A VECES ESTOY CONTENTA, PERO TENGO GANAS DE LLORAR

 

Pocas cargas son peores que la de pensar que uno no debería haber nacido. Cuando a la joven Ellinor le llegó el momento de empezar a integrarse a la sociedad, supo que algo la hacía diferente. En un marco de posguerra, era “la hija bastarda de un soldado alemán”. Desde entonces, toda su energía se volcó en disimular esa falla de origen. “Te amoldas a la vergüenza, al igual que te acostumbras a una deformidad.” En la novela del escritor danés Jens Christian Grøndahl A veces estoy contenta, pero tengo ganas de llorar (Tusquets, 2019), Ellinor ⎼ya con setenta años⎼ pasa revista a su vida, luego de enviudar. Lo hace dirigiéndose a su amiga Anna, muerta varias décadas atrás, con quien estuvo tan unida que sus vidas y familias quedaron entrelazadas. Un accidente marcó la juventud de ambas, y así la muerte cercenó un incipiente romance. “Los que ya no somos amados debemos elegir entre la venganza y la comprensión”, reflexiona la narradora al evocar los días luctuosos en los cuales ni ella ni el viudo de su amiga pudieron optar por la venganza. El relato va y vuelve con fluidez del presente al pasado, reviviendo amores, infidelidades, duelos, reparación.

 

Diana Raschelli de Ferraris

 

  • A veces estoy contenta, pero tengo ganas de llorar
  • Christian Grøndahl
  • Tusquets
  • Año 2019
  • ISBN 9789876705998.