AGOSTO
Romina Paula tiene una forma de escribir particular. Escribe como si estuviera hablando. Hay mucha oralidad y coloquialidad en su lenguaje. Y esta novela, Agosto, está escrita como si fuera una carta de la narradora, Emilia, a su amiga muerta, Andrea, a quien le habla como si ella estuviera ahí, al lado de ella.
Emilia se entera por el padre de Andrea que la familia va a hacer una ceremonia en su ciudad natal, Esquel, y que van a esparcir las cenizas de Andrea en algún lugar, ya que pasaron cinco años desde su muerte. Entonces Emilia viaja al sur y la novela por momentos se parece a un diario de viaje.
Viaja en micro desde Retiro, y cuando llega a Esquel se hospeda en la casa de su amiga, la misma casa de siempre, la de su infancia. Ahí viven los padres de Andrea, su hermana y una gata. Emilia duerme en el cuarto que era de su amiga, que si bien se convirtió en un cuarto de huéspedes, conserva algunas cosas de ella que hacen que esté todavía presente.
Los recuerdos empiezan a aflorar, imparables. El paisaje de la ciudad es el mismo, no cambió, y eso la asusta. Es como si el tiempo se hubiera detenido, pero no. La narradora hace un esfuerzo por situarse en el presente, pero volver al sur la descoloca y la hace volver al pasado. “Está todo tan igual…si no fuera por las zapatillas que llevo que seguro me compré este año, dudaría de mi edad, dudaría de mi momento histórico, del punto en la línea de mi vida en el que me encuentro, dudaría de la línea. Pero no hay dudas, estas zapatillas son nuevas, su goma lo es, son rojas, las elegí yo hace poco…”
La narración es rápida y casi no hay puntos y aparte. Hay descripciones, pero predomina el pensamiento de la narradora. Cada tanto aparecen escenas o fragmentos de películas y series, y las describe. También incluye referencias culturales como canciones, discos o programas de TV.
Casi no hay diálogos directos. Emilia le cuenta a Andrea las charlas que tuvo con amigos del pueblo, con su familia y con Julián, su ex novio, que aparece a la mitad de la novela y que la moviliza por completo. En uno de los primeros capítulos Emilia le cuenta a su amiga lo que habló con sus padres durante la primera cena en su casa: “Básicamente me preguntaron por mi vida en Buenos Aires, que si me gustaba, si me había adaptado, a quién veía, que qué pocos habían aguantado allá (peligro: Julián), que si estaba contenta con mi trabajo…()..después preguntaron por la facultad…()…Que sí, que me gusta, que sí, que me lleva bastante tiempo, que no, que todavía no tengo un tablero pero tengo una mesa grande…”
Es una novela instrospectiva, de duelo, de amistad, de viaje, todo eso junto. Pero sobre todo de duelo, por la muerte de la amiga y por el cambio de ciudad, de vida, por lo que dejó atrás y que en cierto modo extraña.
En lo personal, la trama me tocó de cerca, y creo que muchos lectores podrían sentirse identificados por esa pérdida de la que habla la novela, la pérdida de una amigo o una amiga. Se me hizo un poco larga en la segunda mitad, pero me gustó. Me llevó a lindos recuerdos de la adolescencia.
Agosto se publicó en 2009. Después llegaron “Acá todavía (2016)” e “Hija biográfica” (2025), ambas editados por la Editorial Entropía. Antes, en 2005, salió “¿Vos me querés a mi?, en la misma editorial. Romina Paula también escribió libros de relatos como “Archivos de word” (Mansalva) y “Otra cosa es permanecer”, un libro de no ficción. Es además dramaturga, directora teatral y cineasta. Me parece que todos esos oficios dejan su marca en esta novela.
En 2019, Agosto se adaptó al cine con el nombre “La muerte no existe y el amor tampoco”, dirigida por Fernando Salem.
- Agosto
- Romina Paula
- 2009
- Entropía
- 167 páginas
Josefina Ros