10 PREGUNTAS A ALEJANDRA LAURENCICH

 

Alejandra Laurencich, escritora argentina y directora de la Revista La Balandra, acaba de publicar este año 2014 el libro «El taller – Nociones sobre el oficio de ESCRIBIR» (Aguilar), una guía clara y dinámica para quienes desean adentrarse en el oficio de la escritura.

A raíz de su publicación, nos pusimos en contacto con ella y le hicimos las 10 preguntas donde entre otras cosas, nos cuenta como surgió la idea de hacer el libro.

¡Muchas gracias Alejandra!

Cómo empezaste tu carrera como escritora y cuándo?

Supongo que el “inicio” puedo situarlo cuando comencé a escribir mi primera novela, tenía 23 años y fue el primer contacto con el género narrativo. Antes de eso siempre había escrito poemas, o piezas que tenían que ver con descargas de estados de ánimo, quizá algo que se le parecía a un cuento alguna vez, pequeñas crónicas, mi diario personal, pero el día que arranqué con esta historia que luego se llamó Días sin gris (y que llegó a tener más de 800 páginas) me di cuenta de que eso era lo que quería hacer: escribir sobre personajes inventados, contar escenas, armar y exponer una trama que los enlazara, describir el mundo que había imaginado para ellos.

¿Te inspiró alguien en particular?

El sentarme a escribir esa novela fue una necesidad. Mi contacto con escritores o editores era nulo, yo siempre había leído pero no había en mi entorno alguien al que yo quisiera imitar en su tarea. Sí recuerdo que cuando vi una película en la que Jane Fonda hacía de escritora, fumaba y tomaba whisky, pensé: ¡quiero que esa sea mi vida! El film era “Julia” y yo tendría unos 15 o 16 años cuando lo vi. No sé si cuenta como modelo de inspiración.

¿A qué hora del día te surgen más ideas?

A cualquier hora, por lo general cuando tengo largas jornadas de escritura, digamos después de las 4 horas de trabajo en continuado, comienzan a aparecer ideas muy provechosas, pero también pueden aparecer en la duermevela, o cuando estoy mirando el jardín o una serie o documental, cuando me despierto de una siesta, cuando leo algo bueno, cuando cierro la heladera o cuando me estoy duchando. No hay hora, siempre estoy en stand by.

¿En qué lugar de tu casa te gusta escribir? ¿Cómo está ambientado tu lugar de trabajo? 

En cualquier lugar donde haya silencio y quietud, cero distracción, yo puedo encontrar mi lugar. Sin música, sin vistas que me llamen la atención, escribo siempre de cara a la pared. En casa tengo un estudio, aislado, que está ubicado en el jardín, es lindo porque entra la luz de forma natural, desde un costado, y sólo se escuchan los pájaros, pero desde hace un tiempo se lo cedí a mi hija que vino a pasar una temporada con nosotros, por lo que mi estudio se transformó en su cuarto. Así que escribo en un pequeño escritorio que ubiqué en un rincón de mi dormitorio, allí tengo mi lámpara, mi silla, y las pocas cosas que necesito para llevar adelante mi trabajo, un calendario, un cenicero, algunos cuadernos o libros que consulto, depende la época.

¿Cómo surgió la idea de hacer el libro “El taller”? ¿En qué te basaste para escribirlo?

El libro tuvo su germen en un curso on line de introducción a la escritura que preparé en el año 2006 y 2007. Llegó a tener 2300 alumnos aproximadamente, y durante años seguí recibiendo los mensajes de la gente que lo había seguido diciéndome cuánto los había ayudado en sus inicios. Después fui publicando extractos en los diferentes números de La balandra, la revista que dirijo, en la sección Nociones de oficio, que fue una de las más votadas por los lectores cuando hicimos una encuesta de valoración. Y muchos colegas y lectores y docentes me escribían contándome cuánta utilidad le daban a las NOCIONES. Finalmente Guillermo Martínez me instó a publicarlas después de haberlas recomendado en su cátedra de la Maestría de Escritura Creativa en la UNTREF. Entonces actualicé ese curso on line, lo pulí y agregué nuevas recomendaciones y ejercicios, y lo mostré en la editorial. La respuesta fue inmediata: en tres meses estaba en la calle. Está basado en toda la experiencia que tuve y tengo como coordinadora de talleres de narrativa, pero también en mis propios recuerdos de principiante y en la práctica diaria del oficio y las reflexiones que hice desde que comencé a escribir. Traté de ser concreta en los asuntos abordados, en no poner teorías o conceptos que no estuvieran respaldadas por la cotidianeidad del trabajo. Todo lo que soy capaz de transmitir sobre el oficio está sintetizado ahí, para que cualquiera que se interese logre ver la belleza que encierra la práctica de la escritura pero también el compromiso que implica asumirla como profesión.

¿Cuáles son tus autores preferidos?

Hay demasiados como para que los nombre uno por uno, van desde David Lodge o Arundhati Roy y Paula Fox, pasando por Sebald, Salinger, Carver, Mansfied, Loorrie Moore hasta los nacionales Castillo, Fernández Moreno, Mairal, Heker, y tantísimos otros, y en la lista faltarían los latinoamericanos, y los nuevos y grandes valores de la nueva narrativa argentina, los poetas que me dejan estupefacta, y Proust, y Coetzee y…es imposible. Son muchos autores los que me deslumbran.

¿Qué autores recomendarías leer?

Muchos de los que recomendaría están en el libro, en las lecturas recomendadas, así que ¡compren el libro para obtener la respuesta! (risa)

¿Qué libro famoso te hubiera gustado escribir?

Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro. Su título original es Never let me go. Cuando terminé de leerlo me dije: Tengo que volver a leerlo, esto es magistral. Y sentí que jamás iba a poder alcanzar ese nivel literario, aunque tuviera tres vidas.