TODO ESTÁ TRANQUILO ARRIBA

Al principio uno no sabe si la historia va a avanzar y, en todo caso, hacia dónde. Eso es algo que pasa con muchos libros, pero es que en éste parecería que realmente no va a ocurrir nada: se trata de la vida de campo de un granjero solitario que vive con su padre moribundo, aparentemente sin mucho más. Sin embargo, el autor sabe cómo retener al lector, hay más gente que va apareciendo en escena: un hermano gemelo muerto, una madre feísima fallecida también hace tiempo. Un ayudante de granja que se fue hace décadas al que, sin embargo, el protagonista sigue recordando. La vecina con sus dos hijos y el marido que jamás aparece, aunque siempre sabemos de él. Y su casi cuñada, que da señales de vida después de treinta años. ¿Por qué ella eligió al hermano, si eran idénticos y estaban juntos el día que se conocieron? ¿Por qué cuando el hermano falleció él asumió su lugar, en la granja, junto al padre que odia? La vida lo fue llevando y Helmer (así se llama este gemelo-viudo, si es que la idea de perder un hermano idéntico puede expresarse así) no hizo nada para cambiar el rumbo. Todo está tranquilo arriba (¿arriba en el cielo? ¿Arriba en el primer piso, donde Helmer muda a su padre enfermo?), de Gerbrand Bakker (Bajo la luna, 2013), se inspiró en un episodio autobiográfico: el propio autor perdió a su hermano pequeño, ahogado –igual que el mellizo– cuando él aún era niño.

Si me fuera a pasar unos días al campo, ésta hubiera sido una buena lectura para llevar conmigo. Sin embargo, la disfruté en la ciudad con un ingrediente especial: estaba en un bar con el libro y conocí a una gemela idéntica (y escritora) que andaba buscando alguna buena ficción donde aparecieran gemelos idénticos. Sólo no le presté mi ejemplar en ese momento porque aún no lo había terminado. Ahora sí.

Anahí Flores

  • Todo está tranquilo arriba
  • Gerbrand Bakker
  • Bajo la luna
  • Año 2013
  • 288 páginas
  • ISBN 978-987-1803-34-7