ROCANROL

 

Rocanrol es la segunda novela que leo de este increíble autor cubano, afincado en Buenos Aires por estos tiempos. La primera fue Sentada en su verde limón, que me habían traído de Cuba hace unos años.

En ambas un ambiente especial, tal vez un poco sórdido, sin caer en el mal gusto o lo brutal, es el telón de fondo de los protagonistas, seres de pasiones fuertes y vida como puedan llevarla.

En Rocanrol, la excelente pintura de la Cuba de Fidel desde la visión de unos jóvenes que deben ser reclutados, con todos los detalles buenos y malos de la situación, es la dueña de las páginas. Son dos familias las involucradas en el relato y, de alguna manera, arman su propia historia de la Historia. El aglutinador, el rock, tal vez pasión desesperada para tratar de encontrarse a sí mismos, para no perder su escencia de muchachos de calle y juegos y tragos. Todo lo opuesto a esa vida de cuartel a la que deben someterse, o escapar. Ambas cosas traerán sus consecuencias. Y el rock siempre acompañando a esos que no son nadie y que se ven empujados, sin mucha opción, por los vientos de cambio de la isla.

Aparece la figura del Che Guevara y el mensaje de Fidel anunciando su muerte, y los pensamientos que dispara todo eso. Y otra vez el rock como ilusión, promesa, otro mundo que está ahí nomás y que pretenden que los aleje de algo que no quieren,  y que así les permite hacerlo desde lo prohibido justamente, esa música que los rebela en la medida de sus posibilidades. Porque unos pocos personajes de la novela se atreven a decir no, al ritmo de esa música, que actúa de telón de fondo casi inaudible pero presente.

La prosa es suave y fluye, los modismos pueden no ser entendidos, pero el sentido de los mismos está siempre muy claro, y al lector del Sur de la misma América, se le hacen graciosos o incomprensibles, pero también un motivo más para, a través de la lengua, conocer más a un pueblo.

 

Irma Carbia

 

  • Rocanrol
  • Marcial Gala
  • Corregidor
  • Año 2019
  • 224 páginas
  • ISBN 9789500531849