LOS AMORES DE UNA VIDA

 

Un día aparece la necesidad de saber qué fue del primer amor. Google mediante, la sorpresa: ya lleva muerto varios años. La protagonista ⎼hilo conductor de la novela⎼ recuerda entonces que él, Petrus, había anunciado su fin: “No bien pueda, me voy”. Comienza así la evocación y el registro escrito de las alternativas de esa antigua relación y de cada una de las siguientes: “doce nombres, doce hombres. Uno después del otro.” En Los amores de una vida, de Monique Schwitter (Edhasa, 2019), la historia avanza recorriendo sucesivas relaciones que no siempre tienen la misma envergadura, duración o nivel de concreción. Un capítulo para cada uno, con ocasionales superposiciones. Hay también elementos imaginarios, acaso alucinatorios. Y siempre, la presencia persistente de un martilleo en la cabeza que va trazando un surco vertical en la frente. Poco a poco, revivir la trayectoria amorosa adquiere un sentido más urgente de búsqueda, ante la necesidad de desvelar algo que ha quedado oculto y quiere manifestarse. El último de esos amores trae un toque inesperado a la serie. “Mientras no te haya narrado (…) no logro liberarme.” Completar el recorrido, con todo lo que eso implica, permitirá aligerar el peso del presente.

 

Diana Raschelli de Ferraris