GRACIAS POR LA COMPAÑÍA

En “Gracias por la compañía” (2014), hay ocho relatos que tratan sobre temas y personas comunes, temas cotidianos sobre los que se han escrito muchísimas páginas. Pero la diferencia es que están maravillosamente narrados, con humor e ironía, como solo puede hacerlo Lorrie Moore, esta escritora estadounidense fantástica. Su forma de escribir, su humor desfachatado, irónico y los diálogos ingeniosos de sus personajes la destacan y la hacen dueña de un estilo único.

Descubrí a Lorrie Moore hace relativamente poco, casi dos años, cuando visitó Buenos Aires en 2019 y fue un gran hallazgo. Leí además “¿Quién se hará cargo del hospital de ranas? y “Al pie de la escalera”, dos de sus novelas más conocidas. Este es el primer libro de relatos de ella que leo y me gustó mucho. El primero que publicó es “Pájaros en América”, en 1998.

Este es un libro de relatos entretenidos, dinámicos y ocurrentes. Por momentos, me reí a carcajadas al leer algunos fragmentos, algo que no suele pasarme con ningún otro autor o autora. Los dos cuentos que más me gustaron fueron “Muda”, que trata sobre Ira, un hombre divorciado que empieza a salir con una mujer que tiene una relación particular y demasiado estrecha con su hijo adolescente, y el último, “Gracias por la compañía”, que da título al libro, en el que una madre y su hija van a una boda en un lugar campestre y donde suceden cosas insólitas. La frase del título está extraída de uno de los personajes de ese cuento, el ex de la novia, que asiste a la fiesta con una remera con esa frase impresa: “Thank you for having me” que en realidad se traduciría como “Gracias por invitarme”. 

Son historias sobre parejas, madres, padres, hijos, separaciones, amistades y vínculos familiares complicados. Pero más allá de eso, algo que me gusta mucho de esta escritora es que sus relatos incluyen una dosis de política y actualidad estadounidense. Por ejemplo, en medio de una historia cotidiana, en uno de los diálogos introduce las campañas presidenciales, a Obama o a la guerra con Irak.

Comparto este fragmento que subrayé en el cuento “Gracias por la compañía” y que me llamó la atención por el uso del humor inteligente en la comparación: Las damas de honor llevaban ropa de colores pastel: una del color de melocotón claro de la aspirina infantil; otra del verde de la espuma de mar del clonazepam en dosis pequeñas; otra del narciso pálido de la siguiente dosis más baja de clonazepam. Qué buena idea tener la imagen de las Grandes Compañías Farmacéuticas en tu boda. ¿Cómo no se me había ocurrido? ¿Cómo no se me había ocurrido hasta entonces?”. 

En este otro fragmento, del cuento “Referencial”, Moore describe la necesidad de cariño de uno de los personajes de una manera singular: “Ya no sabía adónde iba Pete, a veces durante semanas seguidas. Pensaba que era un acto de atención y cariño no preguntar, intentar que no le preocupara. Una vez se sentía tan hambrienta de contacto que fue al salón Trenza sin Estrés que había al lado de casa sólo para que le lavaran el pelo. Las pocas veces que había volado a Búfalo para ver a su hermano y a su familia, había escogido el cacheo y el detector en vez de pasar por el escáner en el control de seguridad el aeropuerto.»

Lean a Lorrie Moore. No se van a arrepentir.

Josefina Ros