10 PREGUNTAS A IGNACIO MOLINA

Ignacio Molina nació en Bahía Blanca en 1976. Publicó el libro de cuentos Los estantes vacíos (2006), las novelas Los modos de ganarse la vida (2010) y Los puentes magnéticos(2013), los poemarios Viajemos en subte a China (2009) y El idioma que usan todos (2012) y el libro de relatos En los márgenes (2011), basado en textos de su blog Unidad Funcional. Participó en las antologías Autogol, Hablar de mí y Buenos Aires Escala 1/1. También publicó cuentos, crónicas, reseñas y notas en diferentes medios gráficos y digitales. Formó parte del grupo literario y musical El Quinteto de la Muerte, con el que editó el libro La fiesta de la narrativa (2009). Vive en Buenos Aires, donde coordina talleres de lectura y escritura.

El cuarto deseo es su primera nouvelle.

 

¿Cómo fueron tus comienzos en la escritura narrativa? ¿Te inspiró alguna persona o alguna situación en particular?

Empecé a escribir a mis diecisiete o dieciocho años. En mi casa no había demasiados libros, así que mi acercamiento a la literatura fue lento y autogestivo. Compraba muchos libros usados o saldados en las librerías de la calle Corrientes. Leer, supongo, era como crear un espacio propio, un refugio que me aislaba y a la vez me conectaba con el resto del mundo de una manera particular. De la lectura a la escritura hubo un paso. Cuando terminé el secundario hubo un año improductivo, en el que no hice nada, ni trabajar ni estudiar. Y ahí empecé a escribir: escribir era, por un lado, la acción que justificaba mi presencia en el mundo, y por el otro algo que realmente me gustaba. Hoy vivo de la literatura (de los talleres literarios, de la corrección de libros, a veces de la escritura), así que al responder esta pregunta me doy cuenta de que en realidad aquel año sabático no fue tan improductivo.

¿Existe un horario propicio para ponerte a escribir o cualquier momento del día es ideal?

Escribo en cualquier momento del día, sobre todo cuando tengo algún proyecto (cuento o novela) entre manos. Siempre me planteo la idea de tener un hábito más planificado pero nunca lo consigo. Mis días son muy diferentes el uno del otro, y la escritura no escapa a esa falta de rutina.

¿Cómo está ambientado tu lugar de trabajo o donde generalmente sueles escribir?

No escribo siempre en el mismo lugar. Puedo escribir en la cama o en la mesa del living. Y ninguno de esos dos lugares está ambientado de una manera especial. Cuando escribo mi mente cancela lo que pasa alrededor, así que no me serviría de mucho ambientarlo de un modo en particular.

¿Cómo surgió la idea de tu última novela “El cuarto deseo”?

La primera escena me surgió en una parrilla de Pinamar, al ver a los comensales de la mesa de al lado. Imaginé que uno de ellos no quería seguir compartiendo la vida con su pareja pero que no se animaba a decírselo, y esa misma noche me cayó, como dictado por una voz extraña, el primer párrafo. Después, ya de vuelta en Buenos Aires, escribí toda la nouvelle en un par de semanas. Lo extraño es que no recuerdo nada de ese proceso de escritura ni de cómo fue surgiendo la trama. De los libros anteriores guardo cuadernos con apuntes y primeras versiones a mano; de este libro no tengo nada de eso: salió limpito y en una sola pasada, casi sin que yo me diera cuenta.

¿Qué estás leyendo actualmente?

Estoy leyendo muchos cuentos para los encuentros del taller de lectura que coordino en Recoleta. Hoy, por ejemplo, leí cuentos de Juana Manuela Gorriti, Daniel Moyano, Jorge Luis Borges y Stig Dagerman.

¿Cuáles son tus autores preferidos y qué recomendarías leer?

Ante esta pregunta estoy acostumbrado a decir que mi autor favorito es Raymond Carver. Pero a esta altura no sé si es verdad o si me estoy poniendo un casete. Como sobre gustos no hay nada escrito, recomiendo leer todo lo que ande dando vueltas por ahí y sacar sus propias conclusiones para ir armando un camino propio de afinidades y lecturas.

 ¿Lo mejor y lo peor de ser escritor?

Lo mejor es escribir. Escribir es una actividad increíble, muy placentera. Lo peor es el riesgo de dejar eso en segundo plano y tomarse demasiado en serio, con todo lo que eso conlleva e implica.

Si tuvieras que elegir un personaje de ficción de algún libro para sentarte a charlar un rato, ¿a quién elegirías?

A Holden Caulfield, alguien que no sabe demasiado del mundo y que lo está descubriendo.

¿Existe algún libro famoso que te hubiera gustado escribir?

La primera vez que tuve esa sensación fue cuando leí El Cazador Oculto, de Salinger. Hasta entonces eso me había pasado con músicos o canciones: iba a un recital y pensaba “esa canción me hubiera gustado componerla a mí” o “me gustaría estar ahí arriba del escenario”. Después me pasó con ese libro, y de alguna manera (este cuestionario se muerde la cola) esa fue una de las situaciones que me llevó a escribir.

 

¡¡ Muchas gracias Ignacio por tu respuestas !!